Dicen que el “hubiera” no existe, pero sí existe.
Es ese limbo en donde se guardan eternamente
esos futuros posibles que estuvieron a un gesto,
a una palabra, a un beso de ser realidad, y no lo fueron.
Un limbo en donde sobreviven sin vivir,
a buen resguardo y sin embargo condenados,
esos paraísos que ingenuamente imaginamos;
y también, esos infiernos de los que nos salvamos.