Le lamí los llagados labios lentamente.
Las lujosas ligaduras limé llorando.
¡Logré liberarlo! (lo lamentaría largamente).
Luego las leyendas llenarían la literatura.
Las letanías, las litografías, las loas, los lemas…
¿Leerán los libres las letras lunáticas?
¿Levantarán los licenciados las licencias lacerantes?
¿Lucrarán los listos ladrones?
¿Llegarán lejos los lastimosos limosneros?
Lisonjas; lisas, llanas lisonjas.
Las locas leyendas limitan las laicas lógicas locales.
Las laberintos legales limitan las libertades logradas…
Llovieron lentas lluvias, llenando las lagunas.
Los locos lindos libaron lisérgicos licores.
Los lúcidos letrados limpiaron la literatura libidinosa.
Los longevos legisladores lideraron los levantamientos.
(Las leoninas legiones los laureaban).
Lucieron límpidas las librerías, los libreros, los libros.
Los legajos lapidaron los loables legados, las legítimas lecciones.
Lamentablemente, le llegó la llamada letal.
Le lustré las lanzas libertarias.
Le limpié las lágrimas lastimosamente….
La luz languidece. Lo lincharán.
Los lobotomizados leviatanes lo lograron. (Llevaban las llaves).
La lascivia los levantó, los llevó lejos.
¿Lucharán libremente? ¿lucharán limpiamente?
Los lazos lo lesionaron, los latigazos le lastimaron los laterales.
La lava llenó los laberintos límbicos. Las llamas lo liquidaron.
Los lívidos líquenes llenan ligeramente las lápidas. La llovizna las lava.
Livianas lilas lavanda llenan los lóbregos lugares liberados.
Leales, las libélulas llevan luto. Las luciérnagas levitan libres.
Los lerdos lagartos libran lúdicas luchas legendarias.
La lideres lideran la lacra. La lacra labra las leyes.
Los locuaces leguleyos leen las leyes, lijan los largos lápices.
Logré liberarlo. Leve libertad.
Lo lamentó. Lo lamenté.