Seguramente no «LA VERDAD», así con mayúsculas; pero sí pedacitos de verdad y pequeñas verdades, a veces se revelan en los instantes menos imaginados: al ver caminar una arañita en la pared mientras tendemos la cama, al juntar un lápiz que se nos cayó en la oficina o al elegir un jabón de tocador en el supermercado. En cualquier momento, en cualquier lugar. La cuestión es darse cuenta, pero de alguna manera sucede. Ahí está el chispazo.
¿Y después? Después, la vida continúa.
La verdad, la verdad como tal, tiene una capacidad tremenda para eludirnos. Si tomas pedacitos de la verdad, incluso esos pedacitos que en un breve lapso o un mismo instante te hacen creer que hay inconsistencias, contradicciones… Puede que todos ellos seean verdaderos al mismo tiempo, que no haya tal contradicción. O, muy por lo menos, que la contradicción esté situada muy marginalmente al sistema, tanto en el observador como en lo observado.La verdad, no hay una verdad. Pero sí, la vida… continúa de las maneras más raras a veces.