La oportunidad estuvo ahí. Tal vez no pude, tal vez no supe. O tal vez no quise aprovecharla al cien por ciento. ¿Qué más da?
La oportunidad estaba ahí. Y al día siguiente ya no estaba. Y al día siguiente la vida continuaba como continúan en general las vidas: como pueden.
Algunas oportunidades simplemente se dan. Otras hay que buscarlas con insistencia. A veces se plantean sumamente simples y accesibles. Otras veces apenas se vislumbran y parecen casi imposibles.
Por definición, casi se diría que las oportunidades en si, cada una y con su necesario contexto, son irrepetibles. Dicen también que llegado el momento no hay que dudar. Que las oportunidades suelen ser fugaces.
Y debe ser que dude. O no pude. O no supe. O no quise.
Hoy, tanto tiempo después, yo me pregunto: ¿qué más da?