Cursilerías metafísicas y otras convicciones empalagosas

Como en las películas, hay instantes especiales en la vida en los que el tiempo se detiene, el entorno se desvanece y todo se inunda de una luz brillante.

Instantes después de los cuales el universo ya no es el mismo, aunque lo parezca.

Instantes que dejan grabada la sonrisa primigenia en el alma, como una marca de hierro candente. Una dulce cicatriz que a veces duele, pero no sangra. Un amuleto contra el olvido y la tristeza.

Instantes tan llenos de magia y plenitud que hacen que toda la vida vivida y por vivir, tenga un nuevo sentido.

No son instantes que se den tan a menudo, no con esa intensidad. Pero una sola vez basta para darse cuenta, para aprender a reconocerlos apenas inician. Al menos, así me paso a mi.

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