Dicen que lo que mata, es la humedad.
Pero hay humedades y humedades.
La humedad del beso que más se ansía.
La humedad del sexo compartido.
La humedad del sudor del cuerpo amando.
Esas humedades no matan ni hieren.
Humedades que son emoción destilada.
Sentimiento líquido que aflora y se mezcla.
O al menos lo intenta.