Ahora ya no hay perros en la casa.
Desde hace poco más de un año y después de más de dos décadas.
Por eso, los flacos gatos del barrio se aventuran al jardín.
Uno da tanta pena que lo han medio adoptado.
Quién sabe bien porqué.
Este gato, es un gato amarillo, gato flaco, casi gatito.
Pasa las horas bajo el helecho.
Acepta presuroso la comida y el agua.
Pero no acepta la cercanía.
Si me acerco a siete metros se pone alerta.
Si me acerco un metro más, retrocede.
Se trepa a la pila de ladrillos que hay en el fondo.
Un paso más y se sube al tapial.
Desde ahí me mira ahora que lo miro.
Y me mantiene la mirada.
Yo no sé que pasa por su cabeza de gato amarillo.
Yo no sé que pensará el gato flaco en este momento.
Pero si sé a que conclusión he llegado yo:
Si uno tiene mucho, pero mucho tiempo para viajar,
al final siempre se estará volviendo.
No importa cual sea el lugar.
.
Por aquí nos sentimos solitos durante los largos días. A veces Gunnar llega por la noche, pero no nos hace mucho caso. El otro día tuvimos que esperarlo hasta media noche para cenar, y nuestro arenero está rebosante de popó.
Los niños y yo te esperamos.
disfruten a gunnar mientras lo tienen en exclusiva! ya nos tocara convivir a todos de nuevo en breve! gatos peludos, se los extraña… pero que lindo vivir sin pelos por todos lados!!!! una par de caricias para cada uno de los seis y hasta prontito.