Las arañas que me miran.
Las arañas que me miran desde los huecos de un techo que ya no existe.
Las arañas que me miran desde las grietas de paredes que ya no existen.
Esas arañas, que ya no existen, pero me miran.
Han de ser arañas fantasmas.
Esas arañas que ya no pueden hacerme nada.
Soy para ellas tal vez un fantasma.
Un fantasma durmiendo en una cama que ya no existe.
¡Qué lindo! Me gustó este poema.
Tus arañas… Me dan ñáñaras. Ñáñaras que existen y persisten, insisten y resisten, embisten y subsisten…