Para no olvidar, ni lo bueno ni lo malo.
Por eso, y tal vez por otros motivos menos serios,
ciertas coincidencias y también ciertas diferencias
se hicieron parte de mi rúbrica,
como si fuera una plegaria cotidiana
a la que se obligan mis dedos a rezar escribiendo
con absoluta premeditación y sin real conciencia.
Para recordar lo bueno y lo malo,
las preguntas que no quiero dejar de hacerme,
las respuestas posibles y probables,
las convicciones perdidas y encontradas,
los errores y los aciertos indefinidos como fueron…
Por eso, y tal vez por otros motivos menos serios,
prevengo el olvido con estos juegos arteros.
(trampas tendidas a mi misma donde siempre caigo,
hasta que algún día, finalmente, me venza el hartazgo)