Hay veces que los cuerpos se desvisten
y se desnuda el alma.
Las caricias son palabras que se entienden,
los besos son caricias que iluminan,
las miradas son besos que besan en alma.
Y las palabras dichas,
una necesidad impostergable,
Y los silencios sacrificados,
una ofrenda de confianza.
Pero hay veces que no.
Veces en que las cosas son lo que son.
Y es suficiente. Más que suficiente.
(Hasta que un día ya no lo es)