36 grados. En medio de la nada. El río no bajó aún lo suficiente. No hay viento. No hay electricidad. Casi no hay agua. Y casi no hay aire para respirar. No hay sombra ni sol. Ni hay forma de irse de acá. Los animales jadean. Los humanos esperamos en silencio que llueva pronto. Que llueva ya. Y yo gasto lo que queda de batería en mi celular escribiendo esto. Hay que distraerse de alguna manera. Ya va a cambiar la cosa. En cualquier momento. O al menos, llagará la noche.