Bienaventurados los que saben perfectamente lo que quieren, porque a ellos solo les resta ir tomando un par de decisiones.
Y para ello cuentan con una efectiva herramienta, un indicador, un parámetro, una simple pregunta:
– Para la consecución del objetivo propuesto ¿es la decisión adoptada beneficiosa o no?
Lo demás, como dicen, es anécdota.