Estos libros y yo hemos compartido el mismo techo por un tiempo.
Algunos leí, algunos hojeé apenas.
Pero a la mayoría casi nunca los toqué.
Libros viejos de hojas amarronadas,
frágiles como alas de mariposas nocturnas.
Sus tapas forradas hasta tres veces con papeles de lo más variado.
Su primera hoja siempre con rubricas y dedicatorias.
Señal que los cuidaban, señal que los querían, los atesoraban.
Y ahora yo, con su destino en mis manos, y el tiempo pisándome los pies.
Me hubiese gustado leerlos a todos, a casi todos.
Pero aunque me los quede un tiempo más, sé que no lo haré.
Los libros viejos tienen ese no sé qué de haber sido leídos por otros ojos,
de llevarnos a otro mundo imaginado que también fue visitado
por seres queridos que a veces hoy visitamos solo en sueños.
Libros viejos que no sé si alguien volverá a leer,
si su destino será terminar de desintegrase en algún húmedo depósito,
o si alguien, más desalmado aún, los volverá fuego y ceniza.
Me llenan de pena y de angustia estos libros,
que dejaron hoy la biblioteca por cajas de embalaje.
Todavía tengo unos días más para definir su destino inmediato.
Uno, al menos uno, quedará conmigo
hasta que alguien más tenga que hacer lo que yo.
HOLA REGINA,SOY TIA CHICHITA,ME ENCANTO LEER "EL VIAJE DE LOS LIBROS". SENTI VOLVER A ALGUN MOMENTO DEL PASADO EN EL QUE ESTUVE EN LA MISMA SITUACION,¿CON CUAL ME QUEDO? ME GUSTARIA LEERLOS A TODOS PERO SE QUE NO LO VOY A HACER. TE MANDO UN ABRAZOTE INMENSO.