Un camino que se abre en dos caminos.
Una bifurcación, casi una encrucijada.
Un caminante que llega hasta allí.
De nada le vale arrojar una moneda al aire.
Las opciones son, como mínimo, cuatro.
Y tal vez mucho mas que cuatro.
Definitivamente no es cuestión a cara o cruz.
Se detiene un segundo, sonríe. Y se consuela.
Lo sabe desde siempre, aunque recién se de cuenta.
Siempre las opciones han sido mas de dos.
A cada paso, a cada instante, en cada respiro.
Por mas recto y lineal que pareciera el camino.