Me decía un viajador que conocí
que es importante llevar una bitácora de viaje,
un cuaderno de memorias, un registro cotidiano.
Porque tarde o temprano llegará el día, decía él,
en que le preguntemos al destino, a la vida (o a dios)
esa trillada pregunta retórica de la que nadie escapa.
Y en mudo silencio o gritando a viva voz
querremos saber que hacemos hoy aquí
y como es que llegamos a donde estamos.
Entonces, decía el viajador,
cada palabra de nuestro puño y letra será una respuesta.
Y habremos perdido ciertos placeres que acarrea la ignorancia,
pero habremos ganado mucho más.
Y a veces no sólo es cosa de documentar por documentar. Hay veces en que lo que parecía un simple viaje se convierte en tu vida, y lo que era tu simple vida es ahora otro viaje. ¿Cómo darte cuenta del brinco de una realidad a la otra?