Hoy no es lunes ni martes, pero estoy de nuevo en una estación, esta vez esperando el autobús de Ubajay hacia San José. Y ahí, otro rato en otra terminal, para entonces, sí, salir hacia Paraná. Es viernes a la tarde, ha sido una semana larga y no da para filosofar demasiado. En realidad sí, pero no dan ganas de escribirlo. Ojalá ya estuviera allá. Ojalá me pudiese quedar en El Palmar. Esto de no estar en ningún lugar y en todos lados, de pertenecer y no pertenecer, de ser parte y no ser parte… puede que sea interesante un rato, pero se vuelve un mal hábito después de un tiempo. El no echar raíces te da cierta libertad de movimiento, pero estás siempre al borde del tropiezo fatal.