El camino de las ideas (2)

Aquí sucede igual que allá.
Y eso que «aquí» es a siete mil kilómetros de «allá».
«Aquí» es en otro hemisferio.
«Aquí» es mucho tiempo después de «allá».
Pero cuando pasa, pasa igual. Igualito.
Cinco años han pasado, y recién me doy cuenta.
Misma dirección y mismo sentido.
Siempre de sur a norte. Y nunca viceversa.
Ni de este a oeste, ni al contrario. Jamas.
Siempre es en un sentido que las ideas florecen.
Emergen, estallan, se derraman, se encienden.
Me invaden, me inundan, me aturden.
Se mezclan, se confunden, se atropellan.
Y de repente allí están, ordenaditas, en fila.
Pidiendo salir, como si no hubiera otra opción.
Y siempre ocurre igual, a mitad de camino.
Siempre en la misma dirección, mismo sentido.
Y al primer giro se diluyen, desaparecen.
Igual, igualito, a como pasaba allá.
Como pasaba al doblar la esquina, volviendo a casa.
Noventa o ciento ochenta grados y todo es olvido.
Silencio mental, amnesia total e indolora.
No es que hayan sido pensamientos importantes.
Ni que fueran tan originales, ni verdades reveladas.
Ideas concatenadas que por un momento cuajaban.
Cuadraban bien. Y se hasta se antojaban bonitas.
Ideas de vida efímera, y profundidad variada.
Que yo trato, a veces, de retener y casi nunca puedo.
Apenas unos hilos, unas sombras, casi nada.

Un pensamiento en “El camino de las ideas (2)

  1. Gunnar Wolf dice:

    Uy…. Yo tenía algo que agregar a este texto, un comentario… tal vez interesante. Pero Ele comenzó a pedir que le hagamos caso. Y tú subiste. Y… ya se me olvidó :-(

¿algo que decir? aquí es donde.