Esta vez, en la gran ciudad. La terminal es demasiado caótica comparada con las pequeñas terminales de provincia a las que estoy acostumbrada. Entonces, mejor, en otro momento. Aunque tuve varias horas para pensar mientras viajaba. Ya no mientras esperaba, porque aquí el tiempo no puede usarse para esperar nada. Es pura inmediatez. Tal vez por eso me pongo a escribir, porque estoy esperando que des una señal de vida. Perdón, al revés. Esperando que aparezcas para darte una señal, de que estoy viva. Y añorando una estación terminal – otra – donde imagino encontrarte un día.
Siempre pendiente de tí, tus ires y venires. Es doloroso no encontrarte en determinado momento, es doloroso que el mundo jale en otro sentido. Espero encontrarte muy pronto.